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viernes, 15 de febrero de 2019

LA CIUDAD IDEAL




I. Política: La ciudad ideal. Platon.


Ya no nos queda sino recoger los rasgos principales de la ciudad ideal que se describe en la República. Se trata de una utopía política que Platón fracasó al intentar llevar a la práctica.


La ciudad-Estado (polis) nace como consecuencia de que los individuos aislados no pueden satisfacer sus necesidades vitales. Al reunirse se origina la característica más notoria de la ciudad: la división del trabajo, fundamentada en el hecho de que no todos los seres humanos son iguales, sino que tienen capacidades naturales distintas. Platón distribuye, pues, a los ciudadanos en tres estamentos distintos y jerarquizados: los gobernantes, los guardianes (guerreros) y los artesanos-labradores. Cada uno se encarga de una función distinta: gobierno, defensa y producción. 


La ciudad ideal tiene carácter ético: ha de ser una ciudad justa donde los ciudadanos sean virtuosos.   
Definida así la justicia del individuo, Platón establece una clara correlación entre el alma y el Estado: "En el alma de cada uno hay las mismas clases que en la ciudad, y en el mismo número" (441c). La estructura de la ciudad se encuentra reflejada en el alma (y viceversa). Es decir, cada estamento de la ciudad se corresponde con una parte del alma, y a cada uno de ellos le corresponde la misma virtud (que está de acuerdo con su función en la ciudad):

CLASES SOCIALES



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La ciudad ideal platónica es gobernada, pues, por una aristocracia, pero una aristocracia de la virtud y el saber, no de la sangre. Los gobernantes no serán conducidos por la ambición personal y el derecho del más fuerte - como pretendían algunos sofistas- , sino que se inspirarán en la contemplación del orden inmutable de las Ideas. Platón pensaba, por tanto, que "el saber otorga el poder", pero que éste debe ser ejercido con justicia, no en beneficio propio, sino en el de la ciudad. 


La República entra en una detallada descripción de cómo debe ser la ciudad ideal. Los aspectos fundamentales - que expresan las condiciones de posibilidad de la ciudad ideal son los siguientes:

1. La educación es, desde luego, lo más importante. El Estado platónico es, ante todo, un "Estado educador", aunque Platón no prevé educación ninguna para el estamento inferior. 
 2. Eugenesia: "que los mejores se acoplen con las mejores lo más posible, y los peores al contrario" (459d). 
 3. Abolición de la familia y de la propiedad privada (comunismo) en los dos estamentos superiores, como medios para garantizar la igualdad y la concordia entre todos.  


4. Igualdad de la mujer, ya que "no existe en la administración de la ciudad ninguna función que sea propia de la mujer como mujer, ni del varón como varón, sino que las dotes naturales están diseminadas indistintamente en unos y otros" (455d).

Platón elaboró también una teoría de la evolución de las formas políticas. Teoría no corroborada por la misma historia de Grecia, pero que revela un aspecto esencial de su teoría política: el devenir histórico de los Estados conduce necesariamente a su degradación (en contra del optimismo de Protágoras, para quien la historia significaba progreso). Así, a la Aristocracia (forma más perfecta) sucede necesariamente la Timocracia (dominio del ansia de honores y ambición de los guerreros), luego la Oligarquía (gobierno de los ricos) y más tarde la Democracia (el pueblo llano - demos- elimina a los ricos). La democracia significa la igualdad de todos y la máxima libertad en la que cada uno escoge su forma de vida. Pero como la oligarquía había descuidado la educación del pueblo, la democracia no puede durar mucho y conduce a la Tiranía, ruina definitiva del Estado: " de la extrema libertad surge la mayor esclavitud" (564a).


Platón fue el creador del primer ensayo de teoría política de amplias proporciones que conocemos. Se inscribe, sin duda, en un movimiento más extenso de crítica a la democracia (Isócrates, Jenofonte, Aristófanes); pero hay que tener en cuenta que la democracia ateniense - por su especial estructura, muy diversa de las democracias contemporáneas- era particularmente susceptible de manipulaciones

 El proyecto político de Platón va directamente dirigido contra la doctrina relativista de los sofistas, y pretende escapar a la temporalidad: el modelo del Estado - como, el modelo del cosmos- se encuentra inscrito en el cielo eterno e inmutable de las Ideas. 

En Las Leyes - obra de un Platón ya viejo y desilusionado por sus fracasos políticos en Sicilia- , el intento de substraer el Estado a los riesgos de la decadencia histórica llega a extremos casi inimaginables: una ciudad encerrada sobre sí misma y autosuficiente (ni comercio ni viajes al exterior), dominada por una aristocracia agraria (sin industria), regida por un Consejo Nocturno (han desaparecido los gobernantes filósofos) y un estricto sistema de vigilancia (la delación es obligatoria). 

Todo, desde los juegos de los niños, está rígidamente legislado para impedir que se introduzca la más mínima variación. Se trata, pues, de un Estado que pretende escapar al tiempo y al devenir. 


La República, por último, presenta una utopía política reaccionaria, según la cual toda la comunidad política debe permanecer sujeta a una clase gobernante aristocrática. Según Platón, "al formaros los dioses hicieron entrar oro en la composición de cuantos están capacitados para mandar; plata en la composición de los auxiliares (guardianes o guerreros); bronce y hierro en la de los labradores y demás artesanos". 


Asegura que todos serán felices en la ciudad si cada uno actúa según su propia naturaleza y realiza su tarea. Pero eso no explica por qué a unos les corresponde labrar la tierra y a otros gobernar. Tampoco detalla los mecanismos mediante los cuales la naturaleza impone tales cosas. 


Para Platón, la cuestión política es también ética: cada ciudadano debe practicar aquellas virtudes propias del grupo social al que pertenece, y en eso consiste la Justicia. Pero ¿quién decide la pertenencia a un determinado grupo social? Platón tenía una concepción estática de la sociedad, basada en un rígido determinismo incompatible con otros ideales griegos de libertad, democracia y participación igualitaria de los ciudadanos en el gobierno. 



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